Una de las demandas que hemos ido encontrando en estos meses de inicio y puesta a punto de la asociación ha sido la necesidad de impulsar el pequeño comercio en la localidad. Esta sería una actividad que no entra dentro de la naturaleza de ACUSAM, pero partimos de la base de que quien nos ha expuesto estos problemas, han sido algunos de nuestros socios y varios vecinos que nada tienen que ver con el negocio minorista, sino que se dedican profesionalmente a otros campos y actividades económicas.
Sin ninguna duda, Santa Marta ha visto como la actividad comercial, y con ella buena parte de la vida diaria del municipio, se ha trasladado en coche y todo terreno a la periferia lindante con Salamanca. A los centros comerciales. Esto ha producido un cambio en el comportamiento y costumbres sociales, que no sólo es propio de Santa Marta, sino que no es atrevido indicar ocurre en todo occidente.
Sin valorar la idoneidad de esos cambios (a titulo individual no considero el consumo y su abuso el consumismo, un medio de ocio) si que tenemos un efecto lesivo y pernicioso para los negocios del centro del pueblo que han perdido su vigor y su importancia, a medida que han ido perdiendo clientela (sobretodo entre los segmentos más jóvenes de población) y así hasta erradicar con la forma de vida de muchos de nuestros vecinos y vecinas.
Y toda esta perdida del volumen y también de la identidad del pequeño comercio traen consigo problemas de todo tipo. De índole económica y propiamente consumista, pero también de carácter solidario, social y ambiental.
Desde un aumento del impacto ecológico del mero hecho de consumir, la pérdida de contacto humano entre vecinos al ir careciendo de espacios comunes de cohabitación; la pérdida también, de conocimiento entre productores, distribuidores mayoristas, minoristas y compradores. O la pérdida de calidad del empleo del sector servicios, cualitativa y cuantitativamente en mejores condiciones en el pequeño comercio frente a las grandes superficies. Además se arrincona a nuestro sector agrario que sólo encuentra un único interlocutor, las grandes superficies, que pactan precios a la baja forzando al cambio de modo de vida de nuestro ámbito rural, lo que conlleva una pérdida de biodiversidad agrícola y espacios agroambientales, lastrando nuestro mundo rural. Y podíamos seguir así relatando numerosos problemas más, y jamás olvidaríamos el más grave: el sometimiento de nuestra civilización a un individualismo perenne, en el que la falta de comunicación sea la herramienta más útil para debilitar la libertad.
Y como una primera medida para ayudar a paliar estos problemas, y como digo muchos más, desde ACUSAM hemos querido sentar en una mesa a la mayor parte posible del pequeño comercio trastormesino, como a todos los vecinos y consumidores que quieran sumarse, así como a una asociación vecinal y del pequeño comercio que ha sabido moverse y adelantarse a los tiempos de zozobra en los que navegamos para poder así construir un espacio vital, de tinte mucho más social, cordial, cooperativo, libertario y digno, lo que ha traído a renglón seguido una mejora en las condiciones de quienes trabajan a pie de calle en él, en sus tiendas, bares y demás negocios.
Hablamos de ZOES, la asociación de vecinos del Barrio del Oeste, quien amablemente ha accedido a colaborar con nosotros, y no sólo para este acto, sino para muchos más, con la misma disposición que nosotros, desde ACUSAM nos ofrecemos para trabajar con ellos.
Y aquí quiero enlazar con una pregunta
que quizás alguno o alguna os hayáis hecho, ¿por qué ZOES? Y para
dar la respuesta, nada mejor, creo yo, que invitaros a pasear por las
calles del barrio del Oeste, mañana mismo, este fin de semana, o los
próximos días laborables.
Veremos un barrio vivo, abierto al siglo XXI pero sin olvidar todo ello como un reclamo y un valor añadido a un comercio minorista, tradicional, dedicado y delicado que da vigor y factor diferenciador a nuestras ciudades y barrios. Veremos como el arte, la cultura y también la contracultura sale a la calle, no se encierra en museos o galerías elitistas y sirve para liberalizar mentes (mucho más importante que los horarios) y exponenciar un sentimiento de pertenencia único e intransferible, tanto para el vecino, como para el viandante, que seguro se siente identificado con una manera de construir ciudad, construir barrio para las personas, y no para el dinero.
Muchos ya estamos cansados de la
homogeneidad de nuestras zonas comerciales dentro del espacio urbano.
Todas las ciudades tienen sus hamburgueserías americanas, sus cafés
americanos; las mismas tiendas de ropa con los mismos diseños (por
cierto, fabricados por infantes en el sudeste asiático) puestos en
los mismos maniquíes y el mismo decorado, bajo el mismo logo; las
cadenas de librerías, electrónica o bienes culturales que despachan
igual un Schopenhauer que un belen esteban... o los mismos
supermercados, de condiciones laborales que rozan cuando menos la
alegalidad. Hasta las tradicionales tiendas de souvenirs de los
centros históricos tienen que dejar paso y competir con macro
cadenas que no tienen reparos en vender escobas con palos forrados de plástico que simula la piel de vaca, un domingo a las 5 de la tarde.
Por eso, esta tarde, a las 21:30 os esperamos en el Centro de Participación Ciudadana, de Sta. Marta de Tormes (c/ Enrique de Sena, nº 19). Allí nos vemos!!!
